viernes, 18 de febrero de 2011

Serena belleza



































Se había “traspapelado”. Ayer, revisando nuevamente las fotos que realicé en el tren durante el trayecto de Agra a Varanasi, la vi. Me detuve a contemplarla. Me gustó. Se me habían pasado esos ojos, esa expresión, la belleza serena que trasmite su rostro.  Vi cómo la belleza no surge siempre de unas maravillosas facciones, de unos espectaculares rasgos, sino que también la trasmite un alma serena, una vida vivida plenamente, la falta de rencor,… Y recordé cuando fotografié a esta mujer. Eran tres, viajaban en otro vagón, contemplaban pasar el paisaje por la ventanilla y al acercarme enfocando con mi cámara hicieron comentarios entre ellas y soltaron algunas risitas. Nuevamente noté la aceptación de dejarse fotografiar que tanto nos ha agradado en India, así que, más descaradamente si cabe, me concentré en foco y diafragma y entonces ella dejó de bromear y posó para mí. Lo que no me di cuenta entonces es que su expresión fue tan natural. No me di cuenta lo que sus ojos le contaban a la cámara, ni que yo conseguí que mi foto lo trasmitiera.

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