miércoles, 8 de junio de 2011

¡Vamos de mercados!

No se trata solo de ir de compras, que también puede ser, sino de ver el día a día de la gente, sus hábitos, qué venden, qué compran y, en definitiva, qué comen. También, por qué no, impregnarse de olores, colores y hasta de sabores si algo nos apetece. Para cualquier viajero son visita obligada los mercados, los mercadillos o las calles con tiendas donde la gente del lugar hace sus compras. Si además, el viajero gusta de captar con su cámara lo que encuentra a su paso, razón de más para no perderse sus texturas y colores, sus personajes, los edificios y las calles y barrios donde se encuentran.
En cualquier cultura, clientes y vendedores coinciden cada día en los mismos lugares. Las necesidades básicas, los caprichos de celebraciones y festivos, las colecciones,… todas las ofertas están presentes allá donde se solicitan. Algunos mercados han  alcanzado renombre internacional, como el de Otavalo, en Ecuador; Cadem, en Londres; plaza Jemmaa el-Fna, en Marrakech; Chichicastenango, en Guatemala,... entre otros.
























Los zocos árabes son un autentico compendio de tiendas de lo más variado, pero también, como en éste de Túnez, de talleres artesanales donde te fabrican y reparan muebles, vasijas, orfebrería,… Y obligada visita para no perderse los aromas que los productos frescos, las hierbas para infusiones y las especias esparcen por las estrechas calles.


















En la Boquería, cerca de Las Ramblas barcelonesas, la distribución de los productos por zonas, el orden, la presentación y la amplia oferta, llama la atención de la multitud de visitantes y turistas que acoge a diario.







































Domingo en Delhi. Puerta de la India. Familias enteras disfrutan del día paseando por el parque. Los vendedores se alinean por la calle. El vendedor de refrescos aguarda a su clientela. En Pushkar, los colores de las genas del mercado compiten con los colores de los vestidos de las clientas.


Una calle cualquiera de un barrio lisboeta. Las tiendas abiertas de mañana para que las amas de casa hagan acopio de frutas, verduras, pan,… Es el ritmo diario del barrio.





















Aunque el viajero se encuentre jamón ibérico entre otros productos españoles, no estamos un sábado en el mercado de Cabezón de la Sal, o un jueves en Torrelavega, es el mercado de Portobello, en Londres. Una larga calle abarrotada de ofertas de todo tipo: antigüedades, frutas y verduras, artesanía, bollería y panadería, ropa y suvenires… y una amplísima oferta gastronómica de todo el mundo.

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