Las dos turbohélices resuenan mientras el pequeño aparato, con 34 pasajeros a bordo -todas sus plazas-, coge altura y la ciudad se achica allá abajo. Algunas nubes comienzan a interponerse entre nosotros y las azoteas. Unos minutos más tarde el paisaje desaparece. Nubes bajo nosotros, nubes sobre nosotros. Me siento entre el cielo y el cielo. Se me pasa rápidamente el tiempo mirando a través de la ventanilla. Me gusta volar. En parapente, en globo, en ultraligero, en helicóptero, en avión,…definitivamente, me gusta volar.
ja ja ja ja ja ya somos dos
ResponderEliminarA mi también me gusta hacer fotos y volar. Muchas veces me pregunto por la posición privilegiada que tienen los pilotos en cuanto a luces, formas y puntos de vista tan privilegiados que hasta son difícles de imaginar.
ResponderEliminarMuy chulas las fotos Pedro!!!.
Charly