domingo, 29 de abril de 2012

La rueca marca el ritmo, el huso baila





Las encontré arriba de Pas, donde antaño cada primavera y cada otoño familia y animales hacían la “muda” –de la casa “vividera” del valle a la cabaña de los pastos altos y viceversa-, donde de vez en cuando bajan de visita las nubes. En su pueblo de San Pedro del Romeral, en un local del ayuntamiento.




Allí, varias mujeres de diferentes edades aprenden por primera vez, y, en algún caso, “reaprenden” lo que dejaron de practicar de pequeñas, el arte de hilar. El arte de convertir las hebras de lana en hilo para tejer. Retoman el huso y la rueca, alguno incluso heredado de la abuela y que dormía el sueño del olvido en el desván, para, siguiendo las instrucciones de Caridad Callejo, recobrar esa técnica ancestral del hilado. De nuevo sus dedos juntan las fibras mientras el huso baila en el aire recogiendo cada nuevo palmo de hilo, de nuevo la rueca marca el ritmo, gira y gira creando madejas, todo a la vieja usanza, con la destreza y el lustre de las cosas hechas a mano. Con la ilusión de convertirse en depositarias de un conocimiento ancestral.


Cari –Caridad- desde su taller de su pueblo de San Vicente del Monte, en Valdáliga, ha compartido sus conocimientos de hilandera –la última que quedaba- por media geografía española como ahora lo hace por tierras pasiegas, colaborando en la recuperación de la técnica del hilado, en su retorno a la forma manual y la puesta en valor de éstas tareas artesanas.


martes, 24 de abril de 2012

Aprendiendo cada esquina

 “Veo todo en blanco y negro…
…la ciudad parece distinta
durante horas puedo ser capaz
de emocionarme en estas calles y andar inmortal
aprendiendo cada esquina…”
El blanco y negro de otros tiempos, las calles de siempre, los miradores del norte, las antiguas fachadas atrapadas en las modernas… y la ropa secando al sol.













Breve recorrido descubriendo la arquitectura, el estilo de la ciudad, la que pasa desapercibida sobre las cabezas de los viandantes atentos a la oferta de escaparates y a los obstáculos de la acera.
Y, como en la canción, todo en blanco y negro.


Del siglo pasado (9)
Este apartado se ilustra con las imágenes obtenidas durante el proceso de digitalización de los originales.

martes, 17 de abril de 2012

Grafitos y estarcidos

Doblé una esquina ya de madrugada y me la encontré. ¡La mismísima Marilyn!. La poca luz, y quizá las copas de la velada, me confundieron unos instantes...  me volvió a la realidad su cara de granito y el perfil de espray, aunque no parecía obra de artistas callejeros. Trazos demasiado regulares y concisos para el pulso de un grafitero, para artistas a “mano alzada”…


Luego, con la luz del día encontré mas estarcidos, aunque no volví a ver a Marilyn. Y es que ahora, en las paredes madrileñas se usa mucho la plantilla. Es más rápido, concreto e iguala todos los grafitos. Ya se sabe, actualmente eso “marca tendencia”. Quizá también, como en otras cosas, resulta útil para los que no disponen de muchas habilidades.





La variedad de temas es amplia, tanto como los autores y los mensajes que se expresan, incluso como indicador en zona “fina” y elegante: aparque aquí su perro mientras hace la compra:
Pero, dejando al margen las persianas de los comercios, casi todas decoradas por grafiteros de encargo y con la temática correspondiente, todavía algunas paredes muestran la huella de los aerosoles. Sin duda, de los que me he encontrado, el rostro picassiano es mi preferido.




Madrid (y 5)

Madrid, escalera al cielo

“De Madrid al cielo” decían los madrileños enamorados de su ciudad, o quizá, porque no quedaba otra después del “Madrid me mata” de la época de la “Movida” cuando “el Foro, colega,” era lo más de lo más y a la “florista de la calle Alcalá”, la que viene y va, sólo la recordaban los abuelos del lugar.  Ahora, menos pretenciosos, se conforman con “Madrid, un estilo de vida” o “¡Sonríe, eres Madrid!” que para los que guardamos un cariño especial por esa villa –que no ciudad-, no está tan mal.



Pero es que para llegar al cielo, no tuvo La Cibeles nunca una escalera lo suficientemente larga. Aunque a base de hierro y hormigón lo intentaron, a lo largo del siglo XX, arquitectos y ediles con aspiraciones de tocar las nubes. Tal vez por eso e imitando a Nueva York, allá por los años veinte construyeron el Edificio Telefónica en plena Gran vía, convirtiéndose en el primer rascacielos. En los cuarenta le superó en altura el edificio España y en los cincuenta la Torre de Madrid. En los solares del Paseo de la Castellana se hicieron en las décadas siguientes edificios más altos. Sobresaliendo especialmente los de la zona de Azca, donde en los ochenta se alzó la Torre Picasso, convirtiéndose en el record de altura, sin que, en los noventa, los dos edificios de La Puerta de Europa de la Plaza de Castilla (Torres Kio) superaran su altura. También de esa década destacan por alzado las edificaciones de la zona financiera de la M 30 (Pinar de Chamartín), pero sin que los tejados se alzaran por encima.






Por fin, en el siglo XXI ha conseguido la “Escalera al Cielo” la capital del reino. Y no es porque, de las cuatro Torres Bussines Area, la Caja Madrid de 250 mts. de altura lo toque, sino porque el cristal de las fachadas refleja las nubes y parece que sus azoteas llega al mismísimo cielo. Definitivamente, se llega antes al firmamento por la fachada que en el ascensor interior.
Fotografía titulada "Escalera al Cielo". Realizada con teléfono móvil.
Pero debajo de ese cielo, el viajero encuentra mil y un lugares para recorrer, donde Madrid hizo historia o donde la historia hizo Madrid. Paradójicamente, entre tanto bullicio capitalino, se pueden recorrer calles solitarias, vestigios del pasado conservados para la memoria, viejas construcciones alegremente pintadas, elegantes fachadas, rincones únicos… no es casual que sea aquí el único lugar en el mundo donde el Ángel Caído tiene un monumento.









Madrid (4)