domingo, 29 de abril de 2012

La rueca marca el ritmo, el huso baila





Las encontré arriba de Pas, donde antaño cada primavera y cada otoño familia y animales hacían la “muda” –de la casa “vividera” del valle a la cabaña de los pastos altos y viceversa-, donde de vez en cuando bajan de visita las nubes. En su pueblo de San Pedro del Romeral, en un local del ayuntamiento.




Allí, varias mujeres de diferentes edades aprenden por primera vez, y, en algún caso, “reaprenden” lo que dejaron de practicar de pequeñas, el arte de hilar. El arte de convertir las hebras de lana en hilo para tejer. Retoman el huso y la rueca, alguno incluso heredado de la abuela y que dormía el sueño del olvido en el desván, para, siguiendo las instrucciones de Caridad Callejo, recobrar esa técnica ancestral del hilado. De nuevo sus dedos juntan las fibras mientras el huso baila en el aire recogiendo cada nuevo palmo de hilo, de nuevo la rueca marca el ritmo, gira y gira creando madejas, todo a la vieja usanza, con la destreza y el lustre de las cosas hechas a mano. Con la ilusión de convertirse en depositarias de un conocimiento ancestral.


Cari –Caridad- desde su taller de su pueblo de San Vicente del Monte, en Valdáliga, ha compartido sus conocimientos de hilandera –la última que quedaba- por media geografía española como ahora lo hace por tierras pasiegas, colaborando en la recuperación de la técnica del hilado, en su retorno a la forma manual y la puesta en valor de éstas tareas artesanas.


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