sábado, 11 de agosto de 2012

Horizontes robados

El verdadero viajero, al igual que el lugareño buen conocedor de su tierra, mira cada mañana al cielo. Mira si lucen cirros o amenazan oscuros nimbos, observa si sopla el levante o el poniente, y es que no es lo mismo andar los sitios con paraguas o con sombrero.

Peninsula de La Magdalena (25 de julio de 2012)
Sabíamos todos que por estos lares que habito, el clima está condicionado por la proximidad del mar a la cordillera, y eso hace que la humedad del Cantábrico no pase a la península y termine regando el paisaje. Así está siempre tan verde. También conocíamos que en días estivales aparecían nieblas costeras algunas mañanas y que, generalmente, desaparecían por las tardes. Y lo dice el saber popular: “mañanas de nieblas, tardes de paseo”.

Bahía de Santander (25 de julio de 2012)


Hoy he conocido el fundamento científico de éste fenómeno. Un “hombre del tiempo”, no de los que salen por la tele sino de los que, día a día, interpreta datos y mapas para adelantarnos “lo que hará mañana”, nos ha dado la explicación. Cuando sopla el nordeste varios días seguidos, ese viento que despeja los cielos y permite disfrutar de la playa, desplaza la capa superficial del agua del mar, más cálida, lejos de la costa y su lugar es ocupado por agua profunda, más fría, y que provoca la concentración de niebla. Esto ocurre especialmente en la costa asturiana y cántabra, no así en la costa vasca ya que, al estar en el interior del Golfo de Vizcaya, no hay desplazamiento y el agua permanece más caliente.




Así que ya sabemos también, al menos yo ya lo sé, que de mayo a octubre, tras varios días seguidos de nordeste, no es de extrañar que durante varios días nos roben el horizonte las nieblas mañaneras.

Últimas fotos: Bahía de Santander, en Raos (10 de agosto de 2012)

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