lunes, 6 de agosto de 2012

Viaje al Campo de las Estelas



Por Castilla siguen el rumbo de la Vía Láctea, siempre en dirección este-oeste. Por la ruta del norte, muchas noches son nubladas como los días y no se ven las estrellas. En bicicleta o a pie, a veces en solitario, de pueblo en pueblo, haciendo camino, rememorando los tiempos en los que en un día no se llegaba al destino, cuando el camino siempre tenía inexorablemente varias etapas, demasiadas veces, penosas etapas. Caminantes, viajeros… convertidos en peregrinos por el hecho de ir, como lo hicieran muchos cristianos durante siglos, hacia el “Campo de las Estelas” (Compostela), el rincón de Galicia donde está enterrado Santiago. Para los del lugar son sólo gente que como llega se va. Transeúntes a los que ven pasar. Viandantes que de tanto pasar convierten el camino, la familiar carretera local, nada menos que en etapa del Camino de Santiago, y hacen que el nombre de su barrio y de su pueblo figure en guías escritas en varias lenguas.







































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