domingo, 26 de febrero de 2012

¡Ojalá!

Que no me líen intermediarios aprovechados ni mercaderes sin escrúpulos.
Que no me vendan éxito cuando solo ha habido saqueo y depredación.
Que no me deslumbren con sus grandes negocios porque han causado dolor, miseria y hambre.
Que no me enmarañen la realidad para enmascarar la inmoral verdad.
Ojalá  pueda siempre distinguir el interior real de envoltorios deslumbrantes y falsos reclamos.
Ojalá me encuentre sólo  gente sencilla y honesta, humanidad ante especuladores y traficantes.
Ojalá que sólo me enrede en tu pelo.

sábado, 18 de febrero de 2012

Se fueron ya las nieves

Se fueron ya las nieves arroyo abajo, llenando cauces y regando vegas.
Se desnevaron las laderas dejando solo las gotas de rocío. Solo las altas cumbre blanquean ya.
Se destaparon los musgos, húmedos y verdes, llenos de vida, tapizando los bosques y las riberas, contrastando las hojas que el otoño ya lejano esparció.






Reserva del Saja, 18 de febrero de 2012


domingo, 12 de febrero de 2012

Tiempo de mar


Me senté a ver el mar…
…y el mar se había ido.
El otro lado estaba al final del arenal
y caminé hasta allí, un lugar nuevo,
nuevo para mí.
Encontré una isla sumergida en un charco pintado,
un ojo brillante azabache mirando al cielo
y geografías de colores entre las sombras.




Me adentré en las cuevas
 y el sol me deslumbró…
…reflejado en tu pelo y en fondo del mar…



...y se me escapó la poesía, torpe, se la llevaron las olas a otro lugar,
nunca supe poner música a las palabras,
no supe las imágenes rimar.
Así que… me senté a esperar,
a esperar tras el cristal.
Tiempo de mar, tiempo de a-mar.

martes, 7 de febrero de 2012

Ni murallas, ni alambradas

Ayer frío, nieve y ventisca.
Hoy lluvia y desnieve,…
…los caminos se mudan en torrenteras y los aleros lloran a raudales. El invierno se hace agua y las aguas mareas. Los cauces desaparecen, se dilatan, se expanden y pastos y senderos bucean bajo corrientes. Los ríos se tornan lagos y casas y establos asemejan malecones.


De orilla a orilla, lejanas, solo islas de árboles, sotos anclados y alineados. Que no hay murallas para las aguas ni alambradas para apresarlas cuando escapan raudas por las vegas. Que pasan sin llamar si una puerta encuentran, porque ni tierra ni piedra juntan poder para detenerlas.


Sólo el frío, el mucho frío, con dureza, la deja quieta. Cristal inmóvil en la fuente, en el alero de teja, en el charco o en el camino… hasta que Lorenzo quiera.
Reinosa, 7 de febrero de 2012