domingo, 28 de abril de 2013

Brenavinto



Poljé: Depresión en un macizo de roca Kárstica de grandes dimensiones a modo de valle alargado y cerrado, de fondo plano, de gran tamaño y contornos irregulares. Los bordes son empinados y en ellos aflora la roca caliza.
Karst o carst: Formación caliza producida por la acción erosiva o disolvente del agua.
Poljé de Brenavinto o Llano de Brenavinto: Depresión situada en el Parque Natural de los Collados del Asón, en el municipio de Soba (Cantabria).




                                                      Cartografía de la zona (Sig Pac)*



                                                       Imagen de satélite (Sig Pac)*


                                                       Imagen de satélite (Sig Pac)*








Hayedo: Sitio poblado de hayas.
Haya: Árbol de la familia de las Fagáceas, que crece hasta 30 m. de altura, con tronco grueso, liso, de corteza gris y ramas muy altas, que forman una copa redonda y espesa, hojas pecioladas, alternas, oblongas, de punta aguda y borde dentellado, flores masculinas y femeninas separadas, las primeras en amentos colgantes y las segundas en involucro hinchado hacia el medio, y madera de color blanco rojizo, ligera, resistente y de espejuelos muy señalados. Su fruto es el hayuco.

















                                 Fotografías realizadas el 20 de abril de 2013 (Excepto *)


sábado, 6 de abril de 2013

La chica del pelo rojo

La primera vez que la vi me llamó la atención con su pelo rojo, largo y por encima de los hombros, con su gorro, de pie, en la parte alta de la ciudad cerca de la muralla donde antaño caballeros de pulidas armaduras hacían las rondas vigilando la llanura. Tenía la mirada fija, a lo lejos, y los brazos extendidos como queriendo sentir el aire, todo el aire del lugar. Quizá esperaba, quizá sólo contemplaba, nos contemplaba. No la dije nada, no quise interrumpir sus pensamientos, pero su cabellera roja me fascinó.



Al día siguiente la volví a encontrar. Esta vez estaba tumbada en la hierba, cerca de la estación, mirándonos al pasar. Entonces descubrí el hechizo de sus ojos verdes.
¿Qué haces aquí? –le dije.
Esperando la noche, esperando al último tren –me contestó.
¿Te irás en él? –pregunté.
Sí, pero mañana, al amanecer, volveré.
Continué mi camino y no la volví a ver.
Ahora sé que algún día regresaré al mismo lugar, a aquella estación, y la buscaré para contemplar de nuevo sus ojos verdes y su pelo rojo.


Vitoria-Gasteiz, 30 y 31 de marzo de 2013
http://estanochetecuento.blogspot.com.es/2013/04/abr54-la-chica-del-pelo-rojo-de-pedro.html

viernes, 5 de abril de 2013

Muros con historias, historias de colores



Hubo un tiempo en el que las piedras contaban historias, un tiempo en el que en los muros se escribían las creencias y las leyendas para los que no sabían leer las letras. Muros construidos de materiales nobles, sillerías o mamposterías levantadas para perdurar por los siglos. Eran tiempos en los que además los escribanos usaban solo el latín, mientras el habla de la gente llana evolucionaba de las lenguas romances a los idiomas actuales. Cuando los trovadores narraban historias a viva voz de calle en calle, de pueblo en pueblo, y cuyos ecos se fueron silenciando con el paso del tiempo.









Hoy los relatos son distintos, pero vuelven los muros a engalanarse de color y de historias. Vestidos nuevos para aquellas paredes de pobre aspecto, ausentes de sillería, sin adornos arquitectónicos, impúdicamente desnudas de revoque y pintura… que atraen así las miradas, recuperan su lustre y aportan a la ciudad nuevos mensajes y colorido. Porque a la ciudad, quizá por tener alma femenina, le gusta lucir guapa, con  barrios, modernos o antiguos, pero de cara lavada y con un maquillaje armonioso que realce su personalidad. Le gusta hacer pompas de jabón, jugar con sus niños, las fiestas nocturnas, las telas bonitas, las flores y la música… Y es que la ciudad que late para sus habitantes cuida su aspecto, se enriquece con sus artistas y humaniza sus plazas y calles.




























Vitoria-Gasteiz, 30 y 31 de marzo de 2013

miércoles, 3 de abril de 2013

Gordito y de ojos rasgados



Callejear no es recorrer las calles, es una exploración, un diálogo con las marcas del tiempo,  una lectura, descubrir los personajes que habitan las historias.
 




La primera vez que le vi estaba sentado sobre una pelota. Me llamó la atención, allí, en  el muro con manchas amarillas, gordito y de ojos rasgados…
 
 



 
Mas tarde, me lo vuelvo a encontrar, de pie, en unas tablas pintarrajeadas, enseñando el ombligo, mostrando sus curvas y las arrugas de sus pliegues…
 
 



 
Era evidente que me perseguía por las calles, cuando menos me lo esperaba, aparecía en otro recoveco, en una puerta, de nuevo con la pelota, vestido y calzando sandalias…



 
 
La última vez se había puesto una gorra. Por fin descubrí sus intenciones, mientras se tomaba un refresco me indicaba el camino correcto. Yo seguí sus indicaciones. Ya no volví a verle mas…