viernes, 5 de abril de 2013

Muros con historias, historias de colores



Hubo un tiempo en el que las piedras contaban historias, un tiempo en el que en los muros se escribían las creencias y las leyendas para los que no sabían leer las letras. Muros construidos de materiales nobles, sillerías o mamposterías levantadas para perdurar por los siglos. Eran tiempos en los que además los escribanos usaban solo el latín, mientras el habla de la gente llana evolucionaba de las lenguas romances a los idiomas actuales. Cuando los trovadores narraban historias a viva voz de calle en calle, de pueblo en pueblo, y cuyos ecos se fueron silenciando con el paso del tiempo.









Hoy los relatos son distintos, pero vuelven los muros a engalanarse de color y de historias. Vestidos nuevos para aquellas paredes de pobre aspecto, ausentes de sillería, sin adornos arquitectónicos, impúdicamente desnudas de revoque y pintura… que atraen así las miradas, recuperan su lustre y aportan a la ciudad nuevos mensajes y colorido. Porque a la ciudad, quizá por tener alma femenina, le gusta lucir guapa, con  barrios, modernos o antiguos, pero de cara lavada y con un maquillaje armonioso que realce su personalidad. Le gusta hacer pompas de jabón, jugar con sus niños, las fiestas nocturnas, las telas bonitas, las flores y la música… Y es que la ciudad que late para sus habitantes cuida su aspecto, se enriquece con sus artistas y humaniza sus plazas y calles.




























Vitoria-Gasteiz, 30 y 31 de marzo de 2013

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