domingo, 26 de enero de 2014

El traqueteo del tren



Amodorrado contra el cristal va pasando el tiempo y poco a poco pasan también árboles y paisaje, puentes y casas, lentamente, como lo hacen los vagones ascendiendo por un trazado inalterado desde su inauguración en el siglo XIX, en tiempos de Isabel II.  Largas paradas en las estaciones y de nuevo el lento avanzar dejando atrás la lluvia y descubriendo el cielo azul castellano. Entre cabezadita y cabezadita de sueño, de aburrimiento, se ve uno en aquellos viejos trenes de vapor, con rítmicos sonidos y el característico olor a humo de carbón, el pitido de las máquinas al iniciar el movimiento en cada parada y el traqueteo… la megafonía me saca de mi recuerdo para anunciar una parada para cambiar el ancho de vía –“es posible que se detenga la proyección de la película”- y el convoy silencioso y sin traqueteo se detiene. Viajo en un Alvia desde Santander a Madrid. Hace cuatro horas que partimos y aún estamos en Valladolid. Trenes del siglo XXI, sin monótono traqueteo, pero a velocidad de 1900.











Fotografías realizadas el 22 de enero de 2014 con una cámara compacta Olympus VG-130

domingo, 19 de enero de 2014

El espectacular Pozo Juhué



Hacía tiempo que me había propuesto visitar la Sima del Cueto en la primera  ocasión que tuviera de ascender Peña Lavalle.  Así que, planteado volver a la zona de Arredondo, había llegado ya el momento de acercarse allí. No es que pretendiera, a estas alturas,  un recorrido espeleológico –de alto nivel por cierto- sino que recordaba lo espectacular que resulta  asomarse al borde de la vertical de la sima, el Pozo Juhué, con más de 300 metros de caída.













Comenzamos la aproximación desde Socueva –“Bajolacueva”- aunque este pueblo en realidad está rodeado por grandes sistemas subterráneos. Ascendimos por la senda en zig zas que comunica con las cabañas de Buzulucueva, ruta que durante más de 30 años siguieron los numerosos espeleólogos de varios Clubes franceses que exploraron, topografiaron y catalogaron  las numerosas cavidades de la zona. En las paredes próximas al camino anidan varias parejas de buitres.  Salvado el desnivel se llega a una zona de pastos en cuyas praderas empiezan a aparecer afloramientos calizos. Nos sorprenden varios tejos que prosperan en el lapiaz. Una asombrosa y tortuosa senda, en algunos tramos enlosada, serpentea por el karst de dolina en dolina. Algunos hayas de buen porte también han encontrado aquí su hábitat y varios rebecos huyen peñas arriba ante nuestra presencia.








Superados los 900 metros de altitud y habiendo dejado atrás la agreste zona rocosa, aparecen dolinas y laderas herbosas. En una de esas, un pequeño agujero no permite suponer que ahí se encuentra  la entrada a uno de los  grandes complejos subterráneos que horadan esta montaña y que, con más de 32 kilómetros de galerías, permite recorrer la montaña por su interior y salir,  800 metros más abajo,  por la boca de Coventosa.


Vertical de 317 metros. Pozo Juhué, Sima del Cueto
Foto Toño Moreno




El tiempo no nos permitiría concluir la ascensión, cerca de la cumbre de El Mosquiteru la niebla comenzó a cubrir el paisaje y pronto comenzó a nevar y a llover. Apenas un par de horas después, sin haber llegado todavía a Bustablado, las últimas luces del día nos permitieron ver la nevada que cubría ya las cimas.





                             

Nota:
En abril de 1966, G. Juhué descubrió la Sima del Cueto.
En agosto, F. Echevarría (G.E.S.C.M. de Barcelona) y B. Dressler (Spéléo-Club de Dijon) alcanzaron el fondo del primer pozo (-318 metros).
El 13 de abril de 1979, Ph. Morverand , F. Charpentier y P. Lavigne (Spéléologues Grenoblois Club Alpin Français) logran la unión del Cueto con Coventosa.
El 25 y 26 de mayo, 8 espeleólogos del propio S.G.C.A.F. realizan la primera travesía integral del sistema.
El 8 de diciembre, los cántabros Javier Jorde, Vicente Manchado (Charly), Ángel Alfonso y Pedro Zubieta, de la Sección de Espeleología del Seminario Sautuola (Museo de Prehistoria) se convierten en el primer grupo español y segundo del mundo en realizar la travesía Cueto-Coventosa.


                                            Fotografías realizadas el 18 de enero de 2014

sábado, 11 de enero de 2014

Sorpresa y nuevos horizontes

 
 

Ayer recibí una agradable sorpresa. Me regalaron una guía: Rutas por las Montañas de Castilla y León. No sé si subiré todas esas montañas, como dice la dedicatoria, pero estoy seguro que mas de una pasará a engrosar la lista de mis nuevos horizontes y, espero también, hacer alguna en compañía de su autor.
Gracias Borja


sábado, 4 de enero de 2014

El dios caído que no termina de resucitar


Siempre me fascinó este lugar. La primera vez que lo visité de niño me sorprendieron, además de la grandiosidad del edificio,  las enormes vitrinas con una extensa exposición de minerales y animales disecados de varios continentes, el piano estropeado y desafinado abandonado en un cuarto con viejos y apolillados pupitres. Y el polvo… el polvo que lo cubría todo. Me produjo tristeza la sensación de abandono de todas aquellas cosas interesantes pese a que en verano allí se impartían cursos y seminarios.
Años más tarde, tuve la ocasión de volver con motivo del inicio de la restauración y contemplé cómo caídos  por los pasillos se esparcían restos de la decoración,  grietas en los muros, cristales rotos... pero sobretodo, me encontré una estampa propia de un dios caído, de la magnífica obra fruto del buen hacer de artesanos y arquitectos desvencijada por el paso del tiempo y el abandono como también lo estaba aquella enorme imagen de Cristo crucificado iluminada por el rayo de luz de una ventana y que encontré tirada en el suelo y cubierta de polvo. ¡Cuánto lamenté aquel día no llevar mi cámara!

He vuelto ahora que las voluntades políticas y económicas vuelven a detener la restauración y provocar incertidumbre sobre el futuro del grandioso edificio y su destino. He llegado por el camino de guijarros bordeado de plátanos, remodelado al modo que se lleva ahora. La imponente fachada se muestra llena de esplendor, con su cara lavada y acicalada,  de rojo intenso, ladrillos y entrepaños de mampostería como la pensó Juan Martorell. Sé que mi generosidad es cuestionable, al igual que lo pueda ser mi diligencia o templanza, tal vez también mi caridad, y quizá peque de imprudente; aunque de lo que carezco sin lugar a dudas es de castidad –ni falta que hace- pero unas enormes puertas de dos hojas de bronce se han abierto de par en par a mi paso y en cada una, reclamando mi consideración, aparecen representadas tres bellas jóvenes que encarnan esas virtudes. Por cierto, magnífico diseño de portalada de Lluis Domenech i Montaner, modelado por Eusebi Arnau y fundido en los talleres de Masriera y Campins.

Puerta de las Virtudes, vestíbulo, columnas, escalera y artesonado


                                               Hoja derecha de la Puerta de las Virtudes:
                                                    Diligencia, Caridad y Templanza.

                                                Hoja izquierda de la Puerta de las Virtudes:
                                                       Largueza, Castidad y Prudencia.


Estado actual de uno de los patios interiores



                                             Iglesia en la nave central entre ambos patios


Accedí al interior del Seminario Mayor, a uno de sus patios interiores, ahora remodelado en jardín, rojo y verde boj, desde donde se contempla el cuerpo central del edificio, la majestuosa iglesia recubierta de mosaicos  y de vetada visita pues todavía espera paciente mejores tiempos que curen sus heridas y le devuelvan su esplendor. Desde una ventana de la nueva sala multiusos se ve el mar, allí cerca, tras los arboles; allí donde se aprende español se huele el mar, la mar…, afuera se oye el susurro de las olas y los días de niebla se confunde cielo y mar.



Fotografías realizadas con una cámara compacta en diciembre de 2013