sábado, 26 de abril de 2014

Las últimas sardas



A punto ya de empezar la costera del bocarte (en el momento de colgar este post ya ha comenzado), a punto de terminar  la temporada y prácticamente cubiertos los cupos de capturas establecidos por la Unión Europea, llegan a puerto las últimas capturas de verdel, pescado azul también conocido como sarda.

Llegada a puerto. Lo hundida de su línea de flotación y alboroto de las gaviotas a la espera de un trofeo que llevarse al pico delata que la pesca ha sido fructífera.



Maniobra de atraque. Las cajas de peces esperan ya en cubierta.

 

 La bajamar obliga al uso de la grúa de la embarcación para izar al muelle la mercancía.
 
 

 Patrón y tripulación del Nuevo Peñil, satisfechos con el resultado de la larga jornada en la mar.
 

 Recién pescado, paso rápido por lonja para la subasta y a las pescaderías… y fresco a la mesa…

 

                San Vicente de la Barquera, 15 de abril de 2014 ( cámara compacta Olympus VG 130)




lunes, 14 de abril de 2014

Camino a Liébana

 
La importancia de los viejos caminos se aprecia aún hoy en día por el encachado con el que fueron construidos y de los que se conservan algunos lienzos  donde el itinerario no coincide con las actuales carreteras. El número de ventas repartidas en su trayecto, de las que apenas se conservan en algunos casos más que el nombre del lugar o unas piedras de sus muros, son también, además de indicadores de su trazado, importantes muestras del numeroso trasiego de mercancías por pendientes y brañas, de aldea a aldea, de valle a valle.
 
 
Recorriendo las viejas rutas de carreteros, es fácil imaginar las largas jornadas de los tiros de caballería o las parejas de bueyes escalando la orografía cántabra en continuo esfuerzo y descendiendo la ladera opuesta reteniendo las carretas con la galga apretada a las ruedas para evitar que les pasara por encima carro y mercancías. Y delante, ahijada en mano, el carretero alentando al tiro o la yunta  y pendiente de que no se saliera del eje una rueda o se rajara la madera con las que estaban hechas, las antiguas macizas y más pesadas, pero más robustas, y las modernas de radios y  más ligeras. Con el tiempo,  las fortalecieron y las hicieron más duraderas  añadiendo un aro de hierro en el borde de rodadura. En sacos y barriles viajaban las mercancías, y algunos odres y fardos, bien amarrados con sogas de cáñamo no fuera que con el traqueteo se perdieran por el camino. Siempre deseando llegar sin contratiempos a la siguiente venta donde a los animales  les esperaba agua y comida y al boyero reposo, jarra de vino y plato caliente.
Uno de esos caminos unía por los montes de Lamasón el valle del Nansa y Liébana. Aún está el encachado  libre de asfalto arriba de La Fuente, y desde Carracedo al collado de Pasaneo, asciende laderas por la Venta de los Lobos y Traslaventa para después bajar a San Pedro de Bedoya. Aunque no cayó en desuso hasta la segunda mitad del siglo XIX, el paso entre ambas comarcas por esta ruta supera los mil metros de altitud, lo que le convierte a menudo en territorio de abundantes nieblas y de ventiscas invernales. Su recorrido nos permite hoy imaginar aquellos desplazamientos, sus esfuerzos y penurias, lo lento que nos resultan hoy los viajes de antaño y descubrir los impresionantes y agrestes parajes por donde discurrían.
 
                                                 La fuente que da nombre al pueblo

 

La Fuente, en Lamasón
 
 
 
 



                                            Camino a Carracedo en la ruta a Liébana



                                              Invernales y brañas de Carracedo







 Camino hacia Traslaventa

                            Llegando a la braña de la Venta de los Lobos, territorio de nieblas

 Venta de los Lobos


Valle de Peñarrubia


 La Sierra de las Cuerres, entre las nubes, desde el collado de Carracedo


 Retorno a La Fuente. A la derecha, la actual carretera que une Puente Nansa con La Hermida


                                           La Fuente y Los Pumares desde Burió






Fotografías realizadas el 12 de abril de 2014
 

sábado, 5 de abril de 2014

Bosques, minas y cumbres



Desde Ramales se accede a las cuevas de Covalanas, El Mirón y Cuevamur por el Camino Real, el mismo que aún se conserva y que mandara arreglar en su época Isabel la Católica y por donde se dirigieron a Castilla su hija Juana o por donde se retirara a Yuste, ya como ex emperador, su nieto Carolo.  Un cómodo camino que también lleva a las zonas de "vías ferratas" y escalada.
Nada mas dejar las últimas casas de la población, comienza a la izquierda y, tras una corta trepada por la roca, un camino que entre encinas lleva al Valle del Silencio, zona ésta poco conocida pero de atractivo recorrido. El camino, excesivamente señalado con puntos rojos, da acceso a la Torca del Moro, bajo la mole de El Mazo, donde comienzan a apreciarse los restos de las explotaciones mineras de plomo y zinc que, aunque ya documentadas en 1852, se explotaron intensamente desde los años 40 a los 70 del siglo pasado. Entre el valle de Karrantza y Lanestosa, una amplia zona de karts muestra todavía entre las innumerables dolinas, bocaminas y restos de las infraestructuras mineras. Desde esta zona se alcanza fácilmente la cumbre del Pico del Moro cuyas aguas vierten a Cantabria y a Vizcaya.
Evitando la fuerte pendiente de la Cuesta de los Corrales, un pequeño rodeo permite acceder a una zona de escaleras y barandillas de madera que conducen a un hayedo y a un pinar por donde descender al barrio La Pared, cerca del río Calera. Por la base de la Pared del Eco se llega a la zona de las cuevas y los sectores de escalada para, de nuevo por el Camino Real, cerrar el círculo y retornar a Ramales.
 
                                                         Pico San Vicente

      Río Gándara


                                                                   Valle del Silencio
 
 
                                                           
                                Pico San Vicente, Hornijo y Peña Rocías desde el Valle del Silencio
 
 




                                                   La Sía, Inmunía y Peña Lusa
 
 




                                                         Cumbre del Pico del Moro



                             Al fondo: Candiano y Buciero. En primer término: Gibaja



                                                          Ramales y valle del Asón


De izquierda a derecha: Picones, La Sía, Inmunía. Peña Lusa, El Mazo Grande y Picón del Fraile.

 

                                                    Zona alta de la Cuesta de los Corrales



                                                 Vestigios de las antiguas explotaciones mineras









                                         En el centro: Cuesta de los Corrales desde La Pared


                                                                  La Pared del Eco
  
 
                                       Fotografías realizadas el día 29 de marzo de 2014