Hay días que van cambiando tanto según avanzan las horas que
resultan de lo mas variados y amenos. Al amanecer es difícil prever cómo va a
desarrollase la jornada, mas aún cuando la intención es dedicar el día en ascender
una montaña, aunque ésta sea de una altitud modesta. Para nuestra grata
sorpresa, la ascensión al pico San Vicente, desde Ramales de la Victoria, nos
deparó una jornada variada, tanto en lo que se refiere a la climatología como a
la variedad de paisaje y terreno por donde discurre la ruta.
Así, comenzamos el camino con tiempo despejado y bastante viento
sur; luego, se nubló; mas tarde, llovió; para terminar saliendo el sol y, ya de
regreso, disfrutar de un bonito atardecer.
En cuanto a la ruta, discurre al principio junto al río
Gándara, con pequeños desniveles pero sin apenas ganar altura, en dirección al
Valle de Soba. Después, se interna en un denso encinar, por debajo de los
farallones que bajan espectacularmente desde la cumbre, iniciándose una
continua ascensión, pasando junto a una cavidad rocosa, hasta el barrio de Manzaneada,
en Rozas. Tras atravesar unas praderas y una zona de brezales y escajos, se
inicia la ascensión final por un laberíntico karst donde se va descubriendo el
siguiente paso cuando se da el anterior y es necesario, a veces, ayudarse con
las manos. Ya en la cumbre, literalmente sobre Ramales, las vistas se extienden
por el norte sobre el mar desde Santander hasta el monte Candina, con Santoña y
el Buciero. Por el sur, todo el Valle de Soba, desde Los Tornos hasta el Picón
del Fraile. También se contempla a vista de pájaro El Valle del Silencio en el
pico El Moro, la pared del Eco y la escuela de escalada.
Último tramo de la ascensión
Valle de Soba
Sierra del Hornijo
Valle del Asón y Sierra de Breñas
Marismas de Santoña y monte Buciero
Ramales de la Victoria
Valle del Silencio y Pico del Moro. Abajo, Pared del Eco, cuevas prehistóricas y escuela de escalada
Río Gándara
Fotografías realizadas el 15 de noviembre de 2014