lunes, 17 de noviembre de 2014

Viento, lluvia y sol

 
Hay días que van cambiando tanto según avanzan las horas que resultan de lo mas variados y amenos. Al amanecer es difícil prever cómo va a desarrollase la jornada, mas aún cuando la intención es dedicar el día en ascender una montaña, aunque ésta sea de una altitud modesta. Para nuestra grata sorpresa, la ascensión al pico San Vicente, desde Ramales de la Victoria, nos deparó una jornada variada, tanto en lo que se refiere a la climatología como a la variedad de paisaje y terreno por donde discurre la ruta.  
Así, comenzamos el camino con tiempo despejado y bastante viento sur; luego, se nubló; mas tarde, llovió; para terminar saliendo el sol y, ya de regreso, disfrutar de un bonito atardecer.
En cuanto a la ruta, discurre al principio junto al río Gándara, con pequeños desniveles pero sin apenas ganar altura, en dirección al Valle de Soba. Después, se interna en un denso encinar, por debajo de los farallones que bajan espectacularmente desde la cumbre, iniciándose una continua ascensión, pasando junto a una cavidad rocosa, hasta el barrio de Manzaneada, en Rozas. Tras atravesar unas praderas y una zona de brezales y escajos, se inicia la ascensión final por un laberíntico karst donde se va descubriendo el siguiente paso cuando se da el anterior y es necesario, a veces, ayudarse con las manos. Ya en la cumbre, literalmente sobre Ramales, las vistas se extienden por el norte sobre el mar desde Santander hasta el monte Candina, con Santoña y el Buciero. Por el sur, todo el Valle de Soba, desde Los Tornos hasta el Picón del Fraile. También se contempla a vista de pájaro El Valle del Silencio en el pico El Moro, la pared del Eco y la escuela de escalada.
 
 El pico San Vicente desde Ramales de la Victoria









 Último tramo de la ascensión


  Valle de Soba







 Sierra del Hornijo


 Valle del Asón y Sierra de Breñas


 Marismas de Santoña y monte Buciero


 Ramales de la Victoria


 Valle del Silencio y Pico del Moro. Abajo, Pared del Eco, cuevas prehistóricas y escuela de escalada










 Río Gándara

 


                                    Fotografías realizadas el 15 de noviembre de 2014

jueves, 6 de noviembre de 2014

Altivo y árido paisaje



Cuando en pleno invierno la considerable capa de nieve suaviza el relieve de los Picos de Europa y le da su extraordinario aspecto alpino, es difícil imaginar el paisaje que se esconde debajo del manto blanco. Incluso cuando durante el verano abunda la roca caliza, pero los neveros permanecen por doquier, resulta difícil concebir una extensión tan grande sin arroyos y sin un ápice de vegetación, un inmenso pedregal con cimas que superan los 2600 metros de altura y hoyas cerradas, “Jous”, que engullen el agua de lluvia y deshielo hacia los abismos que se ocultan en su interior y surgen mas tarde por los manantiales de los verdes valle que circundan este macizo. Solo finalizado el verano, cuando sólo quedan las pequeñas manchas de nieve perenne y el sol reverbera en la piedra del corazón de estas montañas, por el Cerredo o por Llambrión y Torre Blanca, se hace evidente la sensación de inmensidad árida y rocosa, a la vez que la abrumadora impresión de alta montaña. Un caótico y espectacular karst donde los desniveles y la sucesión de lapiaces alargan las distancias. Cimas en equilibrio y paredes verticales, terreno de juego al fin y al cavo, de amantes de los horizontes amplios.

 Hoyo Sengros






 
 Torrecerredo


 Tiro Llago, Torre Blanca y Llambrión. A la derecha, Collada Blanca



Detalle del fondo del Hoyo Sengros




Montañeros recorriendo la arista desde el Llambrión a Torre Blanca




Montañeros en la cima de Tiro Llago




Crestería de la Torre del Hoyo Oscuro, Madejuno y Tiro Llago




 Fósiles en la roca caliza





Fotografías realizadas el 25 de octubre de 2014