Por el collado del Sestil, divisando los pantanos y las
ondulaciones de las tierras altas palentinas, soplaba ya el viento sur con intensidad.
Así que mas arriba, en la cumbre del Valdecebollas, resultaba desagradable,
impedía poder intercambiar impresiones y obligaba a avanzar con cuidado, además
de convertir en borrosos los horizontes de un día soleado. Amainó algo según
bajábamos al valle y en Peñalba –en las estribaciones de Cotomañinos, en la ladera
sur de la Sierra de Peña Labra-, brillaba ya el sol y el viento nos dio una
tregua que se mantuvo mientras alcanzábamos el afloramiento del Pisuerga por la
llamada Cueva del Cobre. Por la gruta, pese a la falta de nieve, circulaba una abundante
corriente de agua que realiza su recorrido subterráneo -tras sumergirse en el
sumidero del Sel de la Fuente- a poco del autentico nacimiento del río en el
glaciar Covarrés. Dejada atrás la cueva, iniciaba su definitivo recorrido
exterior por el valle de los Redondos.
Regresando hacia el Sestil por la crestería, la ventolera se
intensificó y nos zarandeaba sin reparo, al tiempo que iba cayendo la tarde.
Las últimas luces de la jornada dibujaron caprichosas formas en las nubes
mientras nosotros buscamos la calma en el fondo del valle.
Fotografías realizadas el 19 de diciembre de 2015