miércoles, 29 de abril de 2015

La sensibilidad habita en la oscuridad


(La Dama Roja)



















  Al introducir las manos en el río, el agua se enturbió entre sus dedos y una nube roja se extendió en torno a ellas mientras su piel se clareó y se desprendió de la pintura. Al lavarse, siempre recordaba cuando ayudaba a su familia a pelar y trocear la caza impregnándose también de rojo, eso sí, notando entonces el característico olor a sangre y sintiendo en sus dedos el tibio calor de las presas.
  Aquel día se había hecho tarde. El sol ya se estaba poniendo por el horizonte cuando el estómago le recordó que ya era la hora de recogerse y cenar algo antes de dormir junto a los suyos. Apenas quedaba la luz suficiente para desprenderse de los pigmentos rojos y regresar al hogar. Es que cuando pintaba se le pasaba el tiempo sin darse cuenta y las sombras de la noche le producían demasiados temores como para bajar hasta el río. Pero no le gustaba el sabor que tiene la comida cuando sus manos están sucias. Así que, rápidamente aclaró sus manos en el agua para regresar cuanto antes.
  No tenía mucha hambre pero cuando terminó de cenar, todos dormían ya. Afuera la noche era negra, sin estrellas, y las sombras en los relieves de la bóveda de la gruta bailaba al son de las llamas de la hoguera, se movían a un lado y a otro según oscilaba la llama. Así fue como se le ocurrió cómo hacer que los ciervos que pintaba movieran sus patas al andar. Al día siguiente les pintó otras cuatro patas mas a cada uno y luego, moviendo su lámpara de tuétano de un lado a otro, hizo que el brillo de la pintura se alternara de unas a otras y se los imaginó corriendo, como corren cuando, de repente, se asustan ante la presencia de una partida de caza. Aquel día había sentido una emoción muy grande. Mas aún que la que sintió cuando pintó el cuerpo de una cierva deforme para que al verla desde la entrada de la sala cobrara las proporciones correctas.
  Y es que entre su gente, sólo ella tenía el don de ver sobre las paredes de las cuevas los animales que habían de cazar para alimentarse, solo ella trazaba siluetas con delicadas y precisas líneas de ocre y así todos reconocían cada cabra, cada caballo, cada cierva… por eso era tan respetada. Por eso, cuando murió con treinta y cinco años, aquella comunidad del Solutrense integrada por cazadores-recolectores que habitaban un paisaje casi estepario post-glaciación se sintieron huérfanos, temieron que los poderes con los que la pintora  les facilitaba la caza podían desaparecer y decidieron mantenerla cerca de ellos. Decidieron enterrar su cuerpo al fondo del vestíbulo que habitaban en la cueva, en un rincón abovedado, entre un gran bloque y la roca de la cavidad, en lo alto, a dos metros del suelo, velando por todos ellos. En el homenaje final, pintaron su cuerpo de rojo con el ocre que ella utilizaba para inmortalizar sus pinturas.

   Historia inspirada por las guías de la Cueva Covalanas

                                 El Pico San Vicente enmarcado por la cueva El Mirón



En el año 2010, los arqueólogos dirigidos por Manuel González Morales encontraron un enterramiento en la cueva El Mirón durante los trabajos de investigación que durante años se desarrollan en la cavidad. Estudios y análisis posteriores han determinado que el excepcional descubrimiento corresponde a los restos de una mujer, de entre 35 y 40 años, que vivió en el Paleolítico hace unos 19.OOO años. La mujer, de un metro cincuenta de estatura había sido pintada de color rojo y, en opinión de los expertos, debía tratarse de una persona importante en la comunidad ya que entonces no solían enterrar a sus muertos. Lamentablemente, la historia narrada anteriormente no corresponde a la realidad ya que la Dama Roja no vivió en los mismos años que se realizaron las pinturas de las cuevas de la zona y, tan solo,  es fruto del deseo de atribuir una bonita historia al insólito hallazgo. 

                           Vestíbulo de la cueva y estructuras para realizar las excavaciones



Profundidad a la que se hayan los numerosos restos correspondientes a hace unos 19000 años


           Fondo del vestíbulo donde se ha comprobado que el yacimiento alcanza los 40.000 años.
                      En la parte de la derecha se aprecia el lugar donde fue hallada la Dama Roja



















     Lugar del enterramiento entre el gran bloque desprendido del techo y la pared de la cueva

















          Interpretación aproximada realizada por el autor de este blog sobre el enterramiento 

viernes, 24 de abril de 2015

Almas en Tránsito


La India, tres miradas

Un resumen de la primera muestra de nuestra exposición que inició su andadura en Arroyomolinos, Madrid, con muchas visitas en su inauguración y buenos comentarios. Los autores muy satisfechos porque las obras están cumpliendo con las expectativas de los visitantes. También, muy agradecidos por las felicitaciones recibidas.
Os dejo el cierre que emitieron en el Telediario el sábado día 19.




Entradilla: Lara Siscar
Imagen: Pablo Balsa
Montaje: M. José G. Regalón
Música: Give my love, George Harrison

Este es el montaje audivisual completo:



























                                  José Luis G. de la Torre, Pedro del Río y Ramón Senent




Los autores con la Concejala de Cultura del Ayto. de Arroyomolinos


Fotos: Neko del Río y Eva Senent