miércoles, 23 de septiembre de 2015

Vetusta



“…la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía digestión del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana del coro, que retumbaba en lo alto de la esbelta torre en la Santa basílica"


La Regenta, Leopoldo Alas "Clarín"












Callejeando por Oviedo, por San Isidoro, me enseñaron un juego tradicional, el lirio, que casulmente había visto jugar en Varanasi, India, y que prácticamente se juega igual. Con un palo que hará las funciones de un bate, se golpea a otro mas corto en la punta de uno de los dos extremos provocando su salto. Una vez en el aire, y rápidamente, se le golpea de nuevo con fuerza para conseguir –en Asturias- introducirlo en un circulo dibujado a cierta distancia o –en el caso de India- conseguir lanzarlo lo mas lejos posible.














Demostración del juego "el lirio" en Oviedo






El juego similar en los ghats de Varanasi, India (2010)*

                                    
                          Fotografías realizadas en septiembre de 2015 (Excepto *)

sábado, 19 de septiembre de 2015

Forever




It's forever, 
this time I know and there's no doubt in my mind 
Forever, 
until my life is thru, girl I'll be lovin' you forever

(Es para siempre, esta vez 
Lo se y no hay duda en mi mente 
Por siempre, 
hasta que se me acabe la vida 
Nena te voy a amar para siempre)

Kiss































                                           Fotografías realizadas el 18 de septiembre de 2015

martes, 15 de septiembre de 2015

¿A qué huelen los mercados?


Huelen a café, a pan recién hecho, a fresa, a melocotón, a naranja…  
Los mercados huelen a menú de cada día, a lo que comerán hoy la gente del lugar. Huelen mucho a fruta o tienen un intenso olor a pescado. A viejo lugar de encuentro con dependientes “de toda la vida” como el de  Bolhao en Oporto o a nuevo con vendedores “menos veteranos” como el de Manuel Firmino en Aveiro, a anguilas destripadas vivas en la Plaza del Pescado o a pequeñas obras de arte hechas a mano en el mercadillo artesano.
Al fin y al cabo, los mercados huelen al corazón de la ciudad que late a diario, son el termómetro de la vida cotidiana lejos de la estampa turística. Por eso, siento imprescindible visitarlos en cada lugar diferente al que llego e, incluso, volver de nuevo cuando repito visita.




















































Cale (3)




                                        Fotografías realizadas en septiembre de 2015