martes, 27 de octubre de 2015

El Camino de la Guerra




Recorrer la Sierra de Hijar, divisoria campurriana entre las agua del Mediterráneo y Atlántico, es leer en cada piedra retazos de la historia, la de los hombres y la de la propia tierra. Porque éstas cumbres se formaron a base de pudinga, conglomerado de cantos rodados cementados por sedimentación, lo que indica que antes de endurecerse como roca ya habían tenido una larguísima vida como trozos de cuarcita que, a base de golpearse por el cauce de un río, se hizo canto rodado hasta yacer por los siglos en la desembocadura y, por colosales fuerzas naturales, elevarse posteriormente hasta convertirse en montañas.




Aunque todavía tuvieron que pasar milenios para adoptar su actual fisonomía, la que adquirieron al ser  talladas por otros ríos, los de agua helada que en los periodos de las glaciaciones se perpetuaron por sus laderas. Lenguas glaciares no muy largas, pero de espeso grosor según podemos deducir por la erosión y las morrenas que produjo el hielo en lo que hoy se conoce como “Cuencas”:  Vitor, Bucer, Aviones,  Golobar,…

 Cuenca Vitor (lengua glaciar y morrenas laterales y frontal)


Cuenca Bucer












También nos dicen estas rocas que no busquemos  cuevas en su orografía porque no dejaron sitio para calizas que el agua horadara. Así que cuando los humanos habitaron la comarca, no se establecieron por sus lares. Tampoco lo hicieron en tiempos posteriores  los romanos que nos introdujeron en la historia, aunque rondaran bastante tiempo muy cerca de aquí, en cotas mas bajas por donde habitaron antes los antiguos cántabros, y así lo atestiguan los yacimientos arqueológicos que afloran por el este y sur –calzada de Celada, Iulobriga, Camesa,…- y ahora, según los últimos descubrimientos, al oeste en la comarca palentina de La Pernía. 
Mas tarde, estas tierras altas volvieron a la historia. Por sus puertos y colladas pasaron gentes de los valles norteños, especialmente de Cabuérniga, camino de las tierras de Castilla tras el inicio de la Reconquista. Los reyes concedieron tierras a los pobladores que ocuparon la franja deshabitada del norte del Duero tras el retroceso musulmán hacia el sur. Conocidos en Cantabria como Foramontanos, algunos se establecieron cerca de estas cumbres, en su ladera sur. Un noble, Munio Núñez y su mujer Argilio, fundaron la villa de Brannia Ossaria, Brañosera, y posteriormente, el 13 de octubre del año 824, concedieron a sus súbditos los privilegios que recogía la Carta Puebla y que resultaría el auténtico germen de los actuales ayuntamientos.
Lo que también llegó hasta esta sierra durante siglos para permanecer los meses de estío fue la trashumancia, los grandes rebaños de ovejas que recorrían el país desde Extremadura en busca de los frescos pastos de Campoo, como lo continúan buscando hoy en día las tudancas, limusinas o charolesas.





También llegaron a estas alturas canteros y molineros, como no podía ser menos, buscando la efectividad y la dureza de estas rocas a la hora de moler el trigo que doraba las llanuras que se extienden al sur. Ruedas de molino que tallaban en la montaña y luego rodando bajaban hasta el artilugio que giraba sin parar empujado por las aguas del Camesa, el Hijar, el Ebro o el Pisuerga, que para eso esta Sierra es generosa en manantiales durante todo el año. No es casual que desde las cimas se divisen a un lado el Pantano del Ebro y al otro el de Aguilar.  La modernidad debió llegar de improviso en forma de electricidad  porque aquí quedaron abandonadas, entre los brezos,  casi una docena de ruedas, unas acabadas y otras a medio tallar, para recordar cómo la naturaleza fue generosa con las necesidades de los hombres.







 
El norte de Palencia y el pantano de Aguilar desde el Sestil




Reinosa y el pantano del Ebro desde la Sierra de Hijar



Pero también quedaron para el recuerdo -triste recuerdo- y cerca de donde descansan las ruedas de molino, los restos de las defensas de la Guerra Civil. Por toda la crestería de cumbres donde soplan todos los vientos, los frescos en verano y gélidos en invierno,  son todavía visibles los restos de construcciones, trincheras, muretes y casamatas -“racionalmente situadas y perfectamente construidas”- que formaron  la línea del frente -“que bien defendida, será inexpugnable”-  de la 54 División, al mando de Navamuel, y la División 56, al mando de Buzón, del XV y XVI Cuerpo de Ejército, respectivamente, que dirigía el General Gámir del Ejercito Popular Republicano. Para abastecer y equipar ese numeroso ejercito aquí apostado construyeron –o ampliaron- un camino que recorre la sierra por la ladera norte, protegido de la visión y el fuego enemigo, que hoy se conoce como “Camino de la Guerra” y proporciona un magnifico acceso para disfrutar de un recorrido por la Sierra de Hijar, sus espectaculares vistas sobre Castilla y Cantabria y, cómo no, recrearse en lo aquí descrito.
Fue exactamente aquí, en estas montañas, junto con la línea del frente de la Lora, que defendía el acceso a Santander por Reinosa, donde se desencadenó, el 14 de agosto de 1937, el ataque del General Dávila, del ejercito sublebado, con la I, IV y V Brigada de Navarra y la II Brigada de Castilla al mando de Bastico, Ferrer y Solchaga, iniciándose la derrota del Ejercito del Norte y la posterior toma de la ciudad de  Santander.















 El Camino de la Guerra en la ladera norte (desde el pueblo de Mazandrero hasta el pico Sestil)




Precisamente, entre las dos última veces que nos hemos acercado a la sierra, mayo y octubre de este año, han aparecido en las proximidades un proyectil de artillería y una granada de mortero no explosionados o abandonados en la precipitada retirada tras alcanzar estas posiciones el adversario.



Y como testigo de tiempos mas recientes aún, de punta a punta de la sierra, se encuentra el caminante aquí y allá, trozos de alambre de espino procedente de una destrozada, innecesaria y larguísima alambrada de la que quedan en pie miles de costosas estacas como muestra de tiempos de derroche y gastos de dudoso interés.




























Fotografías realizadas el 30 de mayo y el 24 de octubre de 2015