viernes, 27 de mayo de 2016

Caminando sobre el agua…


…entre verdes infinitos, encima de las tumbas, en lo alto de las almenas… viajando por el Medievo. Y todo en una sola jornada y por una espectacular geografía de valles y montañas jalonadas de pueblos con historia. 


Desde el castillo Alto Medieval de Arreba, construido cuando el reino de Pamplona –posteriormente de Navarra- llegaba hasta este rincón de las Merindades burgalesas, se contemplan los territorios del valle de Zamanza y el valle de Manzanedo. Estratégicamente construido en la afilada Sierra de Navas, y aunque solamente conserva un par de lienzos de sus muros, la ascensión hasta allí es obligada para contemplar el paisaje y, de paso, la ruta a seguir.







Ruta que continúa por bosques y praderas, bajo la escarpada ladera opuesta del castillo, hasta el pueblo de Consortes, prosiguiendo después hacia el norte, por la ribera del Trifón,  hasta Lándraves. Justamente donde este río recibe las aguas del Serna, junto a un puente de madera, la ruta continúa de nuevo hacia la cadena rocosa -de apariencia infranqueable- para, sorprendentemente, atravesarla por un estrecho desfiladero que obliga a caminar por el cauce, un lugar conocido como Las Palancas.




















De nuevo encinar y praderas hasta Munillas, pueblo casi emboscado, donde el pasado se quedó para siempre en forma de enterramientos antropomórficos tallados en la roca. Su colocación orientada al este nos habla del origen medieval de la necrópolis que, según la creencia de aquella época,  el día del Juicio Final los muertos se incorporarían mirando al amanecer.










El cielo se oscureció y en la lejanía sonaba la tormenta cuando nos dirigíamos a Crespos, pueblecito cuyas casas han sido magníficamente restauradas conservando en sus muros de piedra la elegancia de antaño. La guinda de este interesante grupo arquitectónico la pone la pequeña, pero muy coqueta, iglesia románica.













Cerramos el círculo volviendo al inicio de la ruta, por Arreba y su barrio de la Iglesia, en la siempre sorprendente montaña burgalesa y los Cañones del Ebro.




                        Fotografías realizadas el 21 de mayo de 2016

lunes, 23 de mayo de 2016

Comentamos el foto-libro de Saal Digital


  Recibido ya el libro de fotografías -por cierto, antes del plazo máximo que nos habían dado- pasamos a comentar nuestra opinión tal y como nos habían pedido.
  Me decidí para esta ocasión por un libro de tapa dura no acolchada, tamaño DIN A4 vertical e impresión en mate que finalmente contiene 118 páginas –el máximo es de 120-. A primera vista la apariencia es espléndida, mas que un álbum fotográfico aparenta el tomo de alguna edición comercial. Llama la atención, ya desde el momento de diseñarlo, que nada mas abrir las tapas entramos en materia, ya empieza con fotos; es decir, carece de guarda, esa hoja en blanco de los “libros convencionales” y de portada. Esto nos permite aprovechar mas la impresión o ahorrarnos páginas extras. Así que, quien quiera darle ese aspecto de libro “de imprenta” tendrá que hacerlo al diseñarlo dejando la página en blanco y agregar texto o foto.
  Elegí este modelo porque quería hojas flexibles pese a estar cada una formada por dos papeles fotográficos pegados para unir, sin corte central, y no cortar la imagen al abrir la doble páginas. No me ha defraudado, pero a mi me gustaría, si algún día fuera posible, mejorar esa flexibilidad, acercándonos mas al tacto de libro, consiguiendo sin perder calidad de impresión un papel más fino.
  La doble hoja sin corte central, y sin cosido al encuadernar, obliga a una confección a base de pegado en la que naturalmente depositamos nuestra confianza. El tiempo y el uso de cada libro nos dirá si el método es duradero.
  Por lo demás, nada que alegar porque el sistema de diseño es sencillo, de fácil inclusión de textos –aunque yo en esta ocasión he prescindido de ellos-, las plantillas –según mi opinión- son variadas, con numerosos fondos, colores, enmarcados… y fácil de gestionar e  enviar vía Internet. Eso sí, hay que tener en cuenta que, además de buenas fotos, el acabado final siempre depende de la creatividad y buen gusto que tengamos para diseñarlo.