Cuando la tarde se apaga sobre el océano del universo, se oscurecen
las sombras, las tinieblas se adueñan del mundo, la gente se hace anónima, se
desatan pasiones y los excesos se hacen clandestinos.
Solo los luceros del cielo y los que señalan los acantilados
guían a los hábiles navegantes para sortear contratiempos y llegar a buen destino.
Fotografías realizadas el 25 de marzo de 2016